Más que aprender cómo funciona vas a cambiar tu mente de forma radical, para que dejes ya de ir por la vida como si no fueses tú el dueño de ella, como si estuvieses aquí de visita.

No, perdona.

Tú eres el único que puede tomar las riendas de tu vida y empezar a decidir qué vistas quieres tener y dónde quieres ir.

Pero para eso tienes que soltar lastre, aprender qué es lo que te está frenando y apretar el acelerador hacia la vida que en realidad te está esperando.

Puede que me digas, mira Ana, yo ya sé lo que me pasa.

Es que mis padres nunca me apoyaron lo suficiente y por eso me cuesta tener confianza en mí misma.

Esto ya es un buen principio, sí.

¿Pero sabes cuál es el mayor problema?

Que tu mente consciente puede razonar con argumentos lógicos para averiguar por qué haces o no haces ciertas cosas.

Pero…

Ahí está tu subconsciente dando por saco y destrozando cada intento que haces por superar tus creencias limitantes.

Y es que el subconsciente es mucho más difícil de cambiar e influye muchísimo más de lo que creemos en nuestras decisiones.

Tu subconsciente está formado por todas esas desilusiones, miedos, traumas, herencias y demás que has ido adquiriendo en tu vida.

(También tiene alguna cosa buena claro, tampoco le vamos a poner a caldo por todo)